08 de junio de 2025
AURORA DE LOS PUEBLOS: El Prisionero del Sofá

Una serie de artículos por Aurora de los Pueblos
Artículo 3: Los costos ocultos del letargo
Cuando la comodidad destruye futuro
Por Aurora de los Pueblos
Quien se instala en el sofá no lo hace pensando en perder su dignidad,
su salud o su futuro. Lo hace, en apariencia, buscando descanso,
consuelo o evasión. Pero mientras el cuerpo reposa, el tiempo avanza sin
tregua. Y con él, también avanza la factura silenciosa del letargo: la
pérdida de oportunidades, la erosión de capacidades, la desconexión con
la vida productiva.
El costo más evidente es el económico. Días sin trabajar, semanas sin
buscar empleo, meses sin emprender un proyecto. El mundo no espera. La
inflación avanza, los precios suben, los ingresos se esfuman. El sofá no
genera riqueza: solo la consume. Así, quien se adormece en él, tarde o
temprano despierta ante un presente precario y un futuro hipotecado.
Pero hay otros costos más profundos, menos visibles: el deterioro de la
autoestima, la disminución del amor propio, la vergüenza oculta que
impide mirar a los demás a los ojos. La mente se llena de excusas, de
justificaciones, de frases que intentan disfrazar el abandono como
decisión. “No hay trabajo”, “todo está mal”, “la culpa es del
gobierno”... y aunque algo de eso sea verdad, no puede ser la única
verdad.
El letargo también deteriora las relaciones. La familia comienza a
desconfiar, los hijos pierden el ejemplo, la pareja se cansa de cargar
sola con el peso del hogar. El amor, cuando no se nutre de acción,
también se agota. Y el prisionero del sofá se queda solo, encerrado no
solo en un mueble, sino en una vida que se le escapa entre las manos.
Despertar duele. Levantarse cuesta. Pero no hacerlo tiene un precio
infinitamente mayor. El letargo no es descanso, es retroceso. Y quien
permanece inmóvil en medio del incendio de la vida, termina por arder
sin siquiera haber corrido

