DON ANÁHUAC: Voces del Tiempo: Las Frases de AMLO. Segunda Parte

Por Don Anáhuac
Reflexión inicial:
Toda voz auténtica arrastra consigo siglos de silencios, heridas
abiertas y sueños sembrados. López Obrador, en sus palabras, lleva los
ecos de los desposeídos, la rebeldía de los olvidados y la esperanza
indócil de quienes aún creen en la tierra prometida. Aquí continúa el
hilo de sus frases que caminan como peregrinos entre la memoria y el
porvenir.
16. "No somos fifís, somos pueblo."
17. "Hay veces que el pueblo se cansa de tanta pinche transa."
18. "La patria es primero."
19. "No somos peleles de ningún gobierno extranjero."
20. "Ya no es el tiempo de la política de élite; ahora es el tiempo de
la democracia del pueblo."
21. "No queremos una dictadura ni de derecha ni de izquierda; queremos
una auténtica democracia."
22. "No se puede enfrentar la violencia con más violencia, el mal no se
puede enfrentar con el mal."
Reflexión intermedia:
Cada palabra aquí es una piedra lanzada contra los muros de la
resignación. Son frases que no buscan complacer, sino despertar. En
ellas vibra la contradicción y la esperanza, la furia y la ternura; la
memoria larga de un pueblo que se niega a ser sepultado bajo la
indiferencia.
23. "La justicia no solo debe impartirse, debe hacerse sentir."
24. "La Cuarta Transformación es de las conciencias, no solo de las
estructuras."
25. "La pobreza no es una condena divina, es resultado de la corrupción
humana."
26. "El conservadurismo es sinónimo de hipocresía y de doble moral."
27. "La política sin principios es como un cuerpo sin alma."
28. "La verdadera felicidad es estar bien con uno mismo, con nuestra
conciencia y con el prójimo."
29. "México no es tierra de conquista."
30. "Nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho."
Reflexión final:
Así, cada frase es como un surco abierto en la tierra mexicana, donde se
siembra una semilla de conciencia. No son palabras lanzadas al viento,
sino raíces que, con el paso del tiempo, podrían sostener la
arquitectura de un México más justo. Porque en el fondo, toda voz que
resiste, toda voz que sueña, es también un acto de fe.