MARTÍN LAZO CUEVAS: La Libertad de Expresión como Fundamento para Construir Sociedad

Por Martín Lazo Cuevas
La libertad de expresión constituye un derecho humano fundamental
reconocido en instrumentos internacionales como la Declaración Universal
de los Derechos Humanos (artículo 19) y en ordenamientos
constitucionales como el de México (artículo 6º). Este derecho garantiza
a toda persona la posibilidad de expresar ideas, pensamientos y
opiniones sin censura previa ni represalias, siempre bajo el respeto a
los derechos de terceros y al orden público.
El ejercicio consciente de la libertad de expresión, más allá de su
reconocimiento jurídico, resulta esencial para el fortalecimiento de una
sociedad democrática, plural y participativa.
El ciudadano ejerce esta libertad al intervenir en los asuntos públicos:
opinando, debatiendo y proponiendo. Su participación responsable
contribuye a la construcción de un tejido social vigoroso, donde las
diferencias de pensamiento fomentan el enriquecimiento colectivo.
El representante de gobierno debe ejercer su libertad de expresión con
un grado de responsabilidad mayor, en tanto que sus manifestaciones
impactan directamente en la percepción y la confianza ciudadana hacia
las instituciones. Sus expresiones deben ser claras, veraces y
respetuosas, orientadas a la cohesión social.
El líder social, político o religioso desempeña un papel crucial en la
canalización del debate público. La legitimidad de su discurso debe
fundarse en principios éticos, visión de bien común y conciencia de su
influencia sobre los grupos sociales.
El periodista y el escritor son actores insustituibles en la garantía
del derecho a la información y la libertad de pensamiento. Su labor
profesional, basada en la búsqueda de la verdad y en la apertura de
espacios de reflexión, fortalece los valores democráticos y la formación
de una ciudadanía crítica.
En conclusión, la libertad de expresión debe ser entendida como un pilar
para la construcción social. Su ejercicio responsable no solo enriquece
la vida democrática, sino que también promueve el entendimiento, la
convivencia pacífica y la dignidad humana.
Defender la libertad de expresión implica asumirla como un derecho que
conlleva obligaciones éticas, cuyo cumplimiento nos acerca a la sociedad
libre, justa y solidaria que aspiramos a consolidar.