MARTÍN LAZO CUEVAS: La Santa Cruz y el Día de los Albañiles en México: una tradición de fe, trabajo y comunidad

Por Martín Lazo Cuevas
Cada 3 de mayo, en diversas regiones de México, se celebra la festividad
de la Santa Cruz, una fecha profundamente arraigada en la cultura
popular que, desde tiempos coloniales, ha sido adoptada como el Día del
Albañil. Esta celebración entrelaza elementos religiosos, sociales y
laborales, rindiendo homenaje tanto a la cruz cristiana como al esfuerzo
cotidiano de quienes construyen los hogares, calles y ciudades del país:
los albañiles.
Orígenes religiosos
La festividad de la Santa Cruz tiene raíces en la tradición católica,
conmemora el hallazgo de la cruz en la que, según la fe cristiana, fue
crucificado Jesucristo. Este hallazgo, atribuido a Santa Elena en el
siglo IV, se volvió una fiesta religiosa promovida por la Iglesia. Con
la evangelización en América, la fecha fue incorporada a las
celebraciones populares, adquiriendo con el tiempo un significado propio
en las comunidades indígenas y mestizas.
Significado para los albañiles
En México, la figura de la cruz se ha vinculado simbólicamente con la
construcción. Es común que en las obras en proceso se coloque una cruz
en la parte más alta de la estructura como señal de protección y
bendición. Esta cruz suele adornarse con flores, papel de colores o
listones, y se convierte en el centro de la celebración.
El 3 de mayo, los albañiles interrumpen sus labores para celebrar con
una misa, comida colectiva, música y baile, organizados a menudo por los
patrones, arquitectos o propietarios de las obras. Es una ocasión de
reconocimiento, convivencia y agradecimiento a quienes ejercen uno de
los oficios más antiguos y fundamentales.
Una tradición viva
Más allá de la religiosidad, el Día de los Albañiles refleja el valor de
la comunidad y el trabajo colectivo. En algunos pueblos, la festividad
es acompañada de procesiones, danzas tradicionales y bendiciones de las
herramientas de trabajo. En las ciudades, aunque más modesta, la
celebración se mantiene viva en patios de obra, andamios y techos
adornados.
Esta tradición también representa una forma de resistencia cultural,
pues en un país donde la precariedad laboral es común, la fiesta
reafirma la dignidad del trabajador de la construcción y fortalece los
lazos entre compañeros y vecinos.
Conclusión
El Día de la Santa Cruz no solo es una celebración religiosa, sino
también un homenaje simbólico al esfuerzo humano que edifica el México
cotidiano. En cada cruz adornada y en cada comida compartida, se honra
la fe, la perseverancia y el arte de construir, piedra sobre piedra, el
alma colectiva de la nación.