04 de junio de 2025
Perro Ciego: Ciudad de México: La capital del simulacro

Por Perro Ciego, ladrando en la oscuridad
La Ciudad de México no arde con la misma intensidad que otras regiones.
Aquí no hay fosas abiertas a la vista ni convoyes de sicarios
patrullando libremente. Pero no te confundas: el Estado paralelo también
gobierna en la capital. Solo aprendió a usar traje, gafete y sonrisa
institucional.
CDMX es la sede del poder oficial y, al mismo tiempo, uno de los
laboratorios más sofisticados del crimen organizado: silencioso,
elegante y profundamente infiltrado.
1. Seguridad: El orden bajo cuota
Los grandes operativos se anuncian con bombo y platillo, pero en barrios
como Tepito, Iztapalapa, Gustavo A. Madero o Tláhuac, el control
territorial sigue en manos de mafias con nombre propio.
Las calles están marcadas: por zonas de narcomenudeo, rutas de
distribución y calles de paso seguro. La policía sabe quién manda, y a
veces, trabaja para ellos. A cambio de paz aparente, hay complicidad
tácita.
2. Narcoalcaldías: El poder fragmentado
En CDMX, el crimen no necesita tomar el Palacio Nacional. Le basta con
tener operadores dentro de las alcaldías. El control del ambulantaje,
las obras públicas menores, los permisos de construcción y hasta los
tianguis, se negocian en oficinas disfrazadas de ventanillas.
No hay tiros. Hay licitaciones amañadas, cuotas internas y sindicatos al
servicio del crimen.
3. Microeconomías criminales: El narco popular
La capital tiene su propia red económica delictiva: venta de droga al
menudeo, extorsión a transporte público, cobro de piso a pequeños
negocios, y control de mercados como La Merced, Tepito, Sonora, Mixcalco.
El crimen aquí no vive en las sombras: vende a plena luz del día. Y no
necesita esconderse porque ya es parte del tejido urbano.
4. Vivienda y despojo: El crimen inmobiliario
Edificios enteros son invadidos, vendidos ilegalmente o despojados con
escrituras falsas. Cárteles inmobiliarios operan bajo la protección de
notarios corruptos, funcionarios comprados y redes de poder político.
Vecinos desaparecen por no ceder propiedades, adultos mayores son
presionados con amenazas veladas, y los desarrollos “de lujo” muchas
veces tienen sangre en los cimientos.
5. Cultura del miedo disfrazada de normalidad
El miedo en la capital no grita. Se calla. Se normaliza. Los medios no
reportan muchas cosas por “no alarmar”. Las cifras maquilladas hablan de
avances. Pero las madres buscadoras también caminan aquí, y los muertos
no siempre se cuentan.
El Estado paralelo en CDMX no necesita violencia visible. Le basta el
control silencioso del sistema.
Epílogo: Capital del cinismo
Aquí donde se firman las leyes, se fabrican los simulacros. Aquí donde
se proclama el Estado de derecho, florece el crimen bien peinado. La
capital no es ejemplo: es advertencia.
Y mientras todos hacen como que no pasa nada, yo sigo ladrando. No para
espantar. Para que no nos acostumbremos al silencio.
— Perro Ciego

