REPORTE MÉXICO

LA COLUMNA DE PERRO CIEGO

10 de junio de 2025

PERRO CIEGO: El Arte de Conectar y Humanizar



Relaciones Modernas

Primera Entrega: El Arte de Conectar y Humanizar

Por Perro Ciego

Presentación de la serie

Vivimos rodeados de pantallas, conexiones veloces y vínculos instantáneos. Sin embargo, el alma clama por algo más profundo: relaciones que sanen, que nutran, que miren de verdad.
En esta serie, Relaciones Modernas, vamos a explorar los vínculos humanos desde su raíz: los valores. Porque conectar no es sumar personas a una lista de contactos. Conectar es el arte de sentirse, de estar, de transformar.
Y para eso, hay que volver al origen, al cuerpo, al alma… al valor de ser humano.

El Arte de Conectar y Humanizar

Nos prometieron que estaríamos más cerca.
Y sin embargo, cuántas veces sentimos un vacío…
mientras alguien duerme al lado.
Nos dijeron que amar era fácil,
pero no advirtieron que se ama con heridas,
con miedos, con hambre, con deseo…
y también con ternura.

Las relaciones hoy están rotas de tanto tocarse sin sentirse.
De tanto hablarse sin escucharse.
De tanto buscar sin saber qué.

Conectar… ya no es una acción. Es un arte.
Y para dominarlo, hay que volver a lo esencial:
los valores, la piel, la palabra, el alma.

La piel del vínculo: los valores

Los valores no son reglas:
son la piel invisible que recubre cada gesto.
Cuando abrazas con respeto, el otro lo siente.
Cuando hablas con empatía, el silencio se rinde.
Cuando deseas desde el alma y no solo desde el cuerpo,
el amor no muere, evoluciona.

Amor. Respeto. Empatía. Honestidad. Lealtad. Gratitud. Perdón. Responsabilidad. Solidaridad. Justicia.

Cada uno es una caricia que sostiene.
Un latido que no se ve, pero lo cambia todo.

Con la familia

Ahí aprendimos a besar o a reprimir.
A gritar o a callar.
A amar con ternura o con miedo.
Reconciliarse con la familia no es retroceder,
es volver al origen y abrazarlo como adultos.

Con respeto, con compasión,
y a veces, con la distancia justa que también es amor.

Con los amigos

El amigo verdadero no necesita explicación.
Entiende tus silencios, te acompaña en tus noches rotas,
te celebra sin envidia y te abraza sin condiciones.

Con un buen amigo puedes llorar, reír, pecar y sanar.
A veces basta una mirada, un vino compartido,
una canción que ya no necesitas traducir.

Con la pareja íntima

Aquí el alma se desnuda y el cuerpo habla.
El verdadero erotismo no está en lo explícito,
sino en lo invisible:
una palabra al oído,
una mano que recorre la espalda sin prisa,
una conversación a las 2 de la mañana donde la piel también escucha.

Amar es entregarse sin perderse.
Es desear sin poseer.
Es hacer el amor con el cuerpo, con la voz, con la risa, con la historia compartida.

Una pareja moderna no necesita perfección:
necesita presencia,
lealtad en medio de la tormenta,
y pasión que se renueve como un fuego sagrado.

Con los socios y aliados

En el trabajo, en los sueños compartidos,
un buen socio es aquel que te respeta incluso cuando no está de acuerdo.
Aquel que no te vende por conveniencia,
ni se esconde cuando las cosas arden.

La confianza en este campo es como el cuerpo amado:
si se traiciona, difícilmente vuelve a entregarse.
Por eso, el valor aquí es compromiso con rostro humano.

Con la sociedad

La sociedad no es una multitud.
Es la mujer que vende fruta con los ojos llenos de historia.
Es el joven que se parte la espalda por una oportunidad.
Es el anciano que camina lento, cargando más memorias que pasos.

Relacionarse con la sociedad es mirar al otro como espejo,
como parte de una misma respiración colectiva.
Y entonces, la justicia ya no es un concepto,
es una urgencia.

Conclusión

Amar, convivir, construir…
todo eso requiere más que conexión:
requiere valores vivos
y cuerpos que no solo se toquen,
sino que se sientan.

Porque en un mundo que va tan rápido,
quien se detiene a mirar, a besar con la mirada,
a cuidar sin ser visto,
a sostener lo invisible…
ese ya está salvando algo del alma del mundo.

Relacionarse es un acto erótico de la conciencia.
Es ofrecerse sin rendirse.
Es tocar el alma…
y no soltarla.

Por Perro Ciego
Relaciones Modernas