08 de junio de 2025
PERRO CIEGO: El gran estado paralelo en México: Manifiesto desde la oscuridad

Por Perro Ciego, ladrando en la oscuridad
No importa si es Tijuana, Guadalajara, Ciudad de México o Monterrey: la
geografía cambia, pero la lógica permanece. México no tiene un solo
Estado: tiene dos.
Uno que firma leyes, da discursos, inaugura obras.
Y otro que cobra piso, desaparece cuerpos, lava fortunas.
El Estado paralelo no compite frontalmente contra el Estado oficial: lo
corroe desde adentro. Se disfraza de burócrata, empresario, maestro,
policía. Opera en silencio, negocia cuotas de sangre, administra
territorios donde la ley no llega o llega tarde, o llega vendida.
Cada ciudad tiene su versión del mismo horror:
Tijuana, frontera de cuerpos traficados y vidas vendidas al mejor
postor.
Guadalajara, perla ahogada en desapariciones y pactos de muerte.
Ciudad de México, capital del simulacro donde la corrupción viste de
gala.
Monterrey, vitrina del éxito donde el crimen se codea en mesas de
negocios.
El Estado paralelo no se sostiene solo con balas: se alimenta del
cinismo, la indiferencia y el miedo. Vive en cada funcionario que mira
para otro lado. En cada empresario que prefiere no hacer preguntas. En
cada ciudadano que, resignado, dice "así son las cosas".
Este país no fue conquistado por ejércitos extranjeros ni por
ideologías: fue entregado, pedazo a pedazo, por quienes cambiaron su
deber por una mordida, su honor por un cheque, su humanidad por unos
minutos de poder.
Y mientras ellos firman convenios y publican spots, nosotros seguimos
contando desaparecidos, pagando cuotas, enterrando muertos en silencio.
Yo, Perro Ciego, no escribo para consolar.
Ladro para no olvidar.
Ladro para romper el pacto de silencio que permite que el Estado
paralelo florezca.
Quizá mi ladrido no cambie nada.
Pero en un país donde todos se callan, ladrar ya es una forma de
resistencia.
Seguiremos ladrando. Hasta que alguien escuche.
O hasta que, al menos, la oscuridad sepa que no estamos todos vencidos.

