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LA COLUMNA DE PERRO CIEGO

PERRO CIEGO: Guadalajara: La perla cercada



Por Perro Ciego, ladrando en la oscuridad

Guadalajara alguna vez fue símbolo de tradición, progreso y modernidad mexicana. Hoy es otra cosa: un campo de disputa silenciosa, una ciudad con dos rostros. Uno es turístico, lleno de tequila y folklore para exportación. El otro vive con miedo, entre cuerpos embolsados, desapariciones masivas y silencios pactados.

En esta ciudad, la belleza no ha desaparecido. Solo aprendió a convivir con la sombra.

1. Seguridad: Las reglas del silencio

Guadalajara no grita. Guadalajara desaparece. Hay barrios enteros donde las patrullas pasan, pero no ven. Donde los habitantes saben qué avenidas evitar, qué colonias no pisar de noche, y qué llamadas ignorar.
Los cárteles no solo están presentes: están organizados. Administran castigos, ejecutan justicia extrajudicial, “limpian” zonas para mantener el orden que el gobierno no puede garantizar.

En Jalisco, hay lugares donde el Estado no gobierna: sobrevive.

2. Desapariciones: El lenguaje del terror

Ningún estado en México acumula más desaparecidos que Jalisco. El terror ya no se muestra con balaceras, sino con la nada: jóvenes que se esfuman, cuerpos que no se encuentran, familias que buscan entre fosas.
El Estado oficial promete comisiones y fiscalías, pero es el Estado paralelo quien tiene los datos reales: quién se fue, quién no volverá, quién sigue vivo… y bajo qué condiciones.

3. Economía criminal: La ciudad como empresa delictiva

Guadalajara no solo se pelea con armas: se administra con dinero. La ciudad es sede de lavado de capital, extorsión sistemática, tráfico de bienes y control territorial en mercados y transporte público.

Desde los tianguis hasta los grandes desarrollos inmobiliarios, hay una economía paralela que regula precios, impone cuotas y decide quién gana contratos. El narco aquí no es solo sicario: es empresario, gestor y, a veces, benefactor.

4. Urbanismo desigual: Fraccionamientos blindados y colonias abandonadas

Mientras Zapopan y Tlajomulco crecen con velocidad sospechosa, otras zonas se hunden en abandono. La ciudad se divide en dos: la que puede pagar seguridad privada y la que queda a merced del poder local.
La vivienda en la periferia no se construye con permisos: se construye con protección. Las autoridades fingen gobernar mientras los verdaderos dueños del suelo cobran derecho de piso con un AK-47 al hombro.

5. Reclutamiento juvenil: El narco como modelo aspiracional

En las secundarias y preparatorias de la periferia, el narco no es enemigo: es futuro. Para muchos, es la única salida realista. Ofrece sentido de pertenencia, estatus inmediato y dinero que ni los empleos formales ni la universidad garantizan.

Los niños en Guadalajara no solo juegan a ser sicarios: están siendo entrenados para serlo.

Epílogo: Perla sitiada

Guadalajara sigue siendo hermosa. Pero esa belleza, como el mármol roto, también puede cortar. El Estado paralelo no se impone con tanques: se infiltra con pactos, miedo y conveniencia.
Y mientras eso pasa, seguimos aquí, ladrando en la oscuridad, con la esperanza de que alguien aún escuche.

— Perro Ciego