TERCERA INFORMACIÓN: Los desbroces indiscriminados en Madrid ponen en peligro la biodiversidad urbana y el horizonte de una ciudad sostenible

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Casi una quincena de asociaciones ecologistas, plataformas
ciudadanas, vecinales y sindicatos advierten a las administraciones
públicas y a la sociedad civil de que la vegetación silvestre y
espontáneamente contribuyen a la sostenibilidad urbana.
Reclaman una mejor planificación de los desbroces para garantizar la
biodiversidad en la ciudad.
Propongan medidas como la siega tardía y diferencial, que permita que la
vegetación silvestre y cumpla espontáneamente sus ciclos biológicos.
«Los desbroces indiscriminados en Madrid ponen en peligro la
biodiversidad urbana y el horizonte de una ciudad sostenible»
Con la llegada de la primavera y las abundantes precipitaciones, la
ciudad de Madrid está ante una explosión vegetal . En los descampados
urbanos y periurbanos, alcorques y praderas de los grandes parques se
observa un gran crecimiento de vegetación espontánea, donde más de
cuatrocientas especies guardan una floración exuberante. Este
espectáculo natural acerca a la ciudadanía de las ciudades a los ciclos
naturales, aun cuando estas praderas se terminan agostando y adoptan una
tonalidad pajiza en el verano.
Sin embargo, este bello espectáculo en pocos días se verá reducido a la
nada. Así advierten a las administraciones públicas las catorce
asociaciones ecologistas, plataformas ciudadanas y vecinales y
sindicatos que firman este escrito: Ecologistas en Acción Madrid,
Asociación de Vecinos Pasillo Verde Imperial, la Unión Vecinal El Barrio
No se Tala, Plataforma ciudadana Quinta de Torre Arias, Yo Defiendo este
Árbol, No a la Tala, el proyecto de participación ciudadana Árboles
Singulares, la Plataforma ¡Por Derecho a la Ciudad!, la Plataforma
Interdistritos de Madrid “Salvemos nuestros Parques”, La Mesa Ciudadana
del Árbol, la Mesa del Árbol de Carabanchel, la plataforma vecinal
Salvemos el Calero, Salvemos la Casa de Campo y Comisiones Obreras de
Madrid.
Explican que es una práctica común en la ciudad de Madrid que se elimina
esta vegetación silvestre y espontánea desde los espacios
interbloqueados de una comunidad vecinal hasta en el parque forestal más
grande. El desbroce, como su propio nombre indica, consiste en eliminar
la “broza”, es decir, en quitar aquellas hojas, ramas y estructuras
vegetales que se consideran “sobrantes” y, por tanto, que son un
“despojo”. Actualmente es una práctica altamente contaminante, tanto
acústicamente como en lo que a emisión de gases se refiere. Aunque
ciertamente existen alternativas eléctricas, estas no solucionan el
mayor problema asociado a esta práctica: el daño ecosistémico. Y es que
la vegetación espontánea, lejos de ser un “desecho”, es una de las
claves para que la ciudadanía madrileña pueda disfrutar de una ciudad
silvestre y más saludable.
Más allá del posible deleite estético ante esta explosión vegetal, las
hierbas espontáneas tienen contribuciones ecosistémicas muy plurales. En
primer lugar, las superficies sin desbrozar son necesarias en el ciclo
del agua de la ciudad. También contribuye al reciclado de nutrientes,
protegiendo con ello nuestros suelos, e incluso capturan carbono.
Gracias a ellas la biodiversidad puede recuperar una pizca de espacio en
nuestras urbes, pues estas hierbas atraen a insectos polinizadores y
favorecen la cría de multitud de especies de artrópodos, que nos ayudan
con el control de plagas. Estas bandas de vegetación también son fuente
de alimento, refugio y cobijo de multitud de especies animales. Para que
estas contribuciones ecosistémicas sean posibles, es necesario que la
vegetación cumpla su ciclo vital: germinación, enraizamiento, floración
y maduración de sus frutos.
Las catorce asociaciones ecologistas, plataformas ciudadanas y vecinales
y sindicato subrayan que es fundamental una adecuada Educación
Ambiental, que provenga de todas las instituciones, tanto de las
administraciones públicas como del activismo. Es esencial que la
ciudadanía sea sensible a la importancia de la vegetación espontánea,
destierre la expresión “mala hierba” y abandone malas prácticas como
arrojar basura en los herbazales y alcorques renaturalizados.
Por otro lado, no ignores que la desaparición completa del desbroce trae
consigo ciertos riesgos. Los incendios estivales de los herbazales son
un grave riesgo en lugares como la Casa de Campo, Dehesa de la Villa,
entre otros. Precisamente por ello, este conjunto de asociaciones
propone una mejor planificación, que respeta la biodiversidad urbana y
minimiza los riesgos. Para ello, proponente:
– Adaptar los calendarios de labores para comenzar los desbroces tras el
agotación de las hierbas. Manteniend o zonas, a modo de islas de
vegetación, sin desbrozar
– No desbrozar a ras del suelo, sino a 7-10 cm de altura.
– Promover la siega diferencial . Es decir, garantizar que haya áreas lo
suficientemente grandes para cumplir sus funciones ecológicas.
– Recuperar prácticas tradicionales como el pastoreo con ganado.
– Destinar los suficientes recursos económicos para incrementar el
esfuerzo de la jardinería, recuperando el carácter público de las
plantillas municipales.
– Coloque barreras físicas para limitar que la basura invada las zonas
con vegetación.