Ernesto Sosa
Rocha Entre las
referencias históricas que documentan las
prácticas de pesca y la estrecha relación de la
cultura cucapá con el agua del Colorado, se
encuentran las siguientes: en 1540, sobre la
incursión del explorador Melchor Díaz por la
margen este del río, Antonio Tello anota:
"...anduvieron algunos días por el país de
indios muy altos de quienes obtuvieron mucho
pescado, que era el grueso de su dieta..." (Forbes,
1965:90). En 1698, Jack D. Forbes anota que
durante los viajes de Eusebio Francisco Kino
para visitar los ríos Gila y Colorado: "...los
indios eran pescadores, usaban redes y aparejos
para este propósito..." (comentario referente a
indígenas del río Gila; Forbes, 1965:119).
En 1700, basado en el
documento Memoria del padre Kino, Forbes indica:
"...en el camino nos dieron grandes cantidades
de pescado, cocido y crudo, porque a pesar de
tener pequeños cultivos de maíz, frijol,
calabaza y melón, el frijol y la calabaza no
maduraban aún..." (Forbes, 1965:120).
Hacia 1774 Juan Bautista de
Anza cabalga hasta cerca de Cerro Prieto, y
debido a que ese año era de sequía, deduce que
los kamia, grupo que buscaba, se fueron a San
Sebastián y a "la sierra, cerca del mar, o
estuario, donde ellos obtienen pescado muy
grande". En este caso, es posible que la especie
en cuestión haya sido la totoaba, Totoaba
macdonaldi. En 1775, Juan Bautista de Anza llega
a la laguna de Santa Olalla, en el delta del
Colorado: "Los Kohuanas eran amistosos,
regalaron a los españoles pescado que ellos
capturaban con redes" (Forbes, 1965:161). Para
1785 el gobernador de la Alta California, Pedro
Fagés, y el alférez José Velásquez visitaron la
nación cucapá, a la que encontraron portando
arcos y flechas. Velásquez dio entonces pequeños
regalos a los que no portaban armas y a cambio
recibió "calabazas, frijoles, pescado y
diferentes clases de atoles" (Williams,
1975:43). En el año 1826 el teniente inglés R.
W. H. Hardy encalla en la barra de arena del
brazo del río que tomará su nombre y desembarca
frente a una choza con ancianos cucapás:
"Observé que ellos tenían pescado y ofrecí
comprarlo; una parte de él me fue vendido a
cambio de un colorido pañuelo" (Williams,
1975:47). Hardy prosigue: "ellos tenían una
preciosa red de pescar hecha de zacate que quise
comprar, pero no pude convencerlos" (Williams,
1975:48).
Hardy indica también que "los
indios vivían del pescado, frutas, vegetales, y
de semillas de zacate, y muchos de ellos
padecían tremendamente de escorbuto" (Williams,
1975:68).
En 1851 el ingeniero topógrafo
y teniente George H. Derby informó que los
cucapás eran "...muy amistosos, tranquilos e
inofensivos; nos trajeron pescado a vender casi
todos los días..." (Williams, 1975:84). A
principios del siglo veinte, en la colección
arqueológica del Instituto Smithsoniano de los
Estados Unidos se incluyen anzuelos hechos con
espinas de biznaga (Ferocactus, spp.)
recolectadas alrededor de 1900 entre indígenas
cucapás (Campbell, 1999:426). En 1902 Newton H.
Chittenden, quien visitó a los cucapás, anotó:
"Pregunté por pescado. Ellos se apresuraron con
una red hecha de paja silvestre y la colocaron a
través de una laguna cercana a nosotros, y en
unos cuantos minutos me trajeron una lisa
grande"7 (Williams, 1975:103). El mismo
Chittenden describió cómo unos cucapás tendieron
una red y habilidosamente "arriaron" peces hacia
ella golpeando sus manos en el agua. Luego
sacaron una pila de pescados, incluidos lisas y
carpas. El último registro histórico al que se
accedió para realizar este trabajo es de 1908,
del etnógrafo Carl Lumholtz, quien visitó a los
cucapás y entrevistó a un viejo miembro de la
tribu en el asentamiento llamado Colonia Lerdo.
Le compró su arco y varias flechas. Al ver que
algunas no tenían plumas, indagó; el arquero le
dijo que ésas eran para flechar pescados. El
indígena tenía pescado secando que había
capturado con sus manos en un estanque del río
que se evaporó. "El pescado olía muy fuerte a
aceite rancio", escribió el explorador (Williams,
1975:132).
Estrategias pesqueras
De los testimonios anteriores
podemos retomar ahora el análisis de las
estrategias pesqueras aprendidas durante siglos
de interactuar con los elementos naturales, en
este caso los peces. Del jesuita Eusebio
Francisco Kino anotamos el uso de redes y
"aparejos". Esta última expresión pudiera
referirse al uso de trampas de tule, como
veremos adelante. En el mencionado Campo
Mozqueda se conserva una trampa hecha de fibra
de tule, muy bien barnizada para protegerla. Don
Francisco Mozqueda, patriarca de la familia, ha
declarado en varias ocasiones que el artefacto
fue encontrado en el río, al igual que otros
similares ya desintegrados por el tiempo, pero
que personalmente conoció a fines de los años
cincuenta. Aunado a esto, ya vimos el testimonio
de Inocencia Sáinz y sus trampas de cachanilla.
Primeras embarcaciones étnicas
del Río Club Rio Colorado
Para meterse al mar, los
antiguos californios usaban balsas de troncos o
pequeños botes de cañas con los que podían
llegar a las islas más cercanas a la costa o
navegar hasta unos ocho kilómetros mar adentro.
Las balsas las hacían de tres, cinco o siete
troncos, casi siempre de un árbol que los
españoles llamaban "corcho", que traspasaban con
estacas que amarraban uno con otro, dejando el
más largo en el centro, el cual servía como
proa, podían llevar dos o tres hombres. Otras
veces empleaban largos haces de cañas o tules
bien atados, que después los unían entre sí con
más amarres. La familia de pescadores traía una
red más, juntamente con anzuelos y cordones.
Usaban anzuelos de hueso, espinas de mezquite y
canoas de tule.
Dibujo de una embarcación
fabricada con haces de tule que usaban los
californios en la pesca y como medio de
transporte. |