12 de agosto de 2022

 

Mis vecinos en los 70's en la avenida Madereros de la colonia Industrial

Ernesto Sosa Rocha

Por la famosa avenida Madereros, entre las calles ¨G¨ y ¨H¨ de la legendaria colonia Industrial en Mexicali; cuando nosotros llegamos a residir a este lugar, ya habitaban aquí muchas familias de abolengo. Al lado de nosotros vivían los Padilla Moreno. Mi padrino de confirmación, Rubén Padilla Fierro y doña Ofelia Moreno, lamentablemente hace poco tiempo fallecidos los dos y que era el patriarca y matriarca, de está familia, Gerente de la Datsun, después Nissan Mexicali, por muchos años.

De joven era un gran beisbolista en sus tiempos y sus hijos grandes amigos. Rubén y Fernando ¨El Borrego¨ Padilla Moreno, eran sus descendientes varones, María Ofelia, Norma y Karla las mujeres. A Fernando le decíamos Borrego por su pelo chino. Siempre solíamos jugar mucho beisbol con ellos.

En la sala de su casa es donde miraba yo de niño, cotidianamente los partidos de béisbol de las grandes ligas, en compañía de sus hijos, que jugaban muy bien este deporte. Mirábamos mucho los juegos de los Rojos de Cincinnati, con Pete Rose, Johnny Bench, Joe Morgan, Ken Griffey y David Concepción, como grandes jugadores del momento, bajo el mando del entrenador Sparky Anderson, mejor conocido como el ¨Capitán Hook¨.

En casa de los Padilla, es donde nos reuníamos tradicionalmente los amigos, durante las fogatas navideñas. Eran barriles enteros de cerveza que se bebían entre todos, puro liga mayor en chupar, asistían a la celebración.

Al lado de la familia Padilla, en la esquina de Madereros y Calle ¨H¨, viven los España Jerez, que siempre se dedicaban a ruletear taxis de ruta, como buenos chóferes de taxis de la vieja guardia de Mexicali.

Don Agustín España era el pilar de la familia y su esposa Doña Chayo Jerez, procrearon a sus hijos: Fernando, Agustín ¨El Mono¨, Imelda ¨La Mona¨, María Elena ¨Nena¨, Rosa y Graciela ¨Chela¨(+) España. Jerez, hasta la fecha siguen viviendo ahí.

Enfrente de la familia España, estaba la maderería ¨Sierra de Juárez¨, de Don Guillermo Dowling Castro. A un ladito de su negocio ahí mismo residía. Era un señor muy güero y muy alto, de origen irlandés, que también era uno de los propietarios del aserradero ¨Sierra de Juárez¨, enclavado en la sierra del mismo nombre. Lugar de donde traían toda la madera para los muebles que vendía después de que desapareció la maderería y la convirtió en mueblería. Él era tío del Lic. Isidro Licon Dowling, exdirector de Seguridad Publica.

Pegado a la casa de Don Guillermo, habitaban los Márquez, que les decían ¨los coreanos¨, porque al Papá le apodaban ¨El Coreano¨. Todos ellos eran bien peleoneros, a los pocos años vendieron la casa y se mudaron.

A un lado de los Márquez, vivía el Profesor Antonio de la Rosa, su esposa María Elena ¨Nena¨ y sus hijos: Armando y Antonio de la Rosa, que le decíamos ¨ñin¨. Un excelente amigo, que tuvo la desgracia de fallecer hace 19 años, en un accidente automovilístico, al circular a gran velocidad en su pick up, durante el trayecto de San Felipe a Mexicali.

A la siguiente casa del profesor, habitaba la familia Escobedo Barajas, con Don Eloy Escobedo Osuna, hermano del ex líder de los Burócratas, Enrique Escobedo Osuna. Don Eloy trabajaba en ¨Productos de Barro¨, por la desaparecida finca del boulevard Adolfo López Mateos, donde actualmente se encuentra ubicado el supermercado Soriana.

La esposa de Don Eloy, era Doña ¨Luchi¨(+), que se llamaba María de la Luz Barajas y sus hijos, Teresa, Carmelita, Rosalinda y Eloy, mejor conocido como ¨Bebo¨ (+). Familia muy estimada.

Por mi cera, al lado Oeste de mí casa, habitaba un Sr. ya mayor que le decían ¨Jessie¨, y luego residían los Peña, Doña ¨Lupe¨ Ureña que era mama´ de Felipe Peña Ureña, que tenia papelerías en Mexicali. Doña Lupe vivía sola y al lado de ella, residía la familia Camacho, con Doña Carmen Camacho, donde vive Adriana Contreras Camacho, la que era reportera y conductora de noticias de Notivisa Canal 3, junto a su familia.

Los Mendoza habitaban al otro lado, Con Doña Esther y sus hijos, que uno de ellos es él famoso beisbolista Juan Carlos ¨El Zurdo¨ Mendoza, que en la cuadra lo conocíamos como ¨El Gume¨, después estaba la casa de Doña María, que su esposo y su hijo Luis, trabajaban en el ferrocarril, enseguida estaban uno departamentos y una construcción abandonada y poco antes de llegar a la esquina de la calle ¨G¨, vivía un personaje de la memoria mexicalense, Don Gregorio ¨El Chilacas¨ Escalona.

Ese gran boxeador legendario, que había dejado huella en el difícil deporte de los puños. Cuando lo conocí de niño, nunca me imaginé que esa persona tan seria y tan noble, había sido una gloria del boxeo local.

Era una persona muy mayor que se la pasaba leyendo y viendo televisión, mientras su hermana, Doña Clorinda, nos preparaba en catecismo para hacer nuestra primera comunión. Juan ¨Johnny¨ Ranulfo, Luis Jesús, mi primo Víctor y su servidor, asistíamos puntualmente todos los días después de salir de la escuela, menos los fines de semana, a la antigua casa de madera con piso de duela, donde residían Doña Clorinda y su hermano Gregorio, que le decíamos Don Goyo, mas conocido en el argot boxístico como ¨Chilacas¨…

Don Gregorio, nos daba consejos, nos enseñaba su colección fotográfica de sus memorables peleas, y alguno que otro secreto del box, que efectuaba con algunos movimientos físicos de su cuerpo, como si los años no pasaran en balde sobre él. Narraciones que nos contaba con mucha nostalgia y enjundia a los niños ahí presentes.

A veces nos daba miedo ir con Doña Clorinda, porque comentaban en la cuadra que de día daba catecismo y de noche leía las cartas, el tarot, el café y practicaba la magia negra. Al verla con su dentadura desdentada de mirada profunda y con voz enronquecida, más temor nos transmitía.
Al enseñarnos catecismo Doña Clorinda, aprovechaba para pedirnos de favor, que le ayudáramos a vender unos dulces, para solventar algunos gastos.

Los echaba en una cajita de cartón y nos repartía entre todos una cajita por cabeza, nos decía –para que los promuevan entre sus amigos y familiares-. Al siguiente día teníamos que entregarle el dinero y la mercancía sobrante. Pues cuales ganancias y cual mercancía, ninguno se paraba al siguiente día, nos los comíamos todos. Pero la conciencia y nuestra dignidad eran más fuertes que la maldad. Después los pagábamos todos, en un acto de arrepentimiento y de valores adquiridos.

Pero ya fue tarde, Doña Clorinda ya no quería inculcarnos un día más de sus amplios conocimientos de catecismo, porque ya no nos aguantaba, ya que todo lo agarrábamos de juego y no le hacíamos caso.

A las semanas tuvimos que cambiarnos de catequista, a la casa de Doña Olga, que era suegra del short stop de Los Águilas de Mexicali, Ali Uzcanga que acaba de fallecer, ella vive por el callejón Mineros, entre ¨H¨ e ¨I¨, en ese lugar tampoco terminamos nuestra doctrina, por diferentes circunstancias.

Al siguiente año, decide mi madre meterme directamente al catecismo de la iglesia Inmaculada, a escondidas de mi primo Víctor y de ¨Johnny¨, porque decía que juntos éramos un desastre. Pero como todo el tiempo ellos siempre me seguían para todos lados, a los pocos días ya estábamos otra vez juntos todos y en el mismo salón para variar.

Unas cuantas semanas bastaron para separarnos de salón, y en el salón donde me dejaron, tuvieron que mandar dos catequistas mas de refuerzo para apoyar a la que estaba originalmente impartiendo el curso, donde por fin, después de varios meses, concluimos nuestra primera comunión.

Fotografía de su servidor Ernesto Sosa Rocha, durante mi confirmacion y de mi hermana Lídice Maritza Sosa Rocha, con nuestros padrinos de lujo, Rubén Padilla Fierro y María Ofelia Moreno en la iglesia Inmaculada de la colonia Industrial.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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