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							Publicado por Desde la fe 
							 
							POR VLADIMIR ALCÁNTARA FLORES 
							 
							20 JULIO, 2023 
							 
							¿Por qué se le ponen listones a san Charbel en 
							México? 
							Más de veinte años han pasado desde el día en que 
							una mujer desesperada llegó a la Catedral Maronita 
							de Nuestra Señora de Balvanera, en el Centro 
							Histórico de la Ciudad de México, buscando un 
							milagro para una situación que estaba viviendo. Lo 
							que haría ese día sería el origen de la tradición de 
							los listones a san Charbel, que se propagaría en el 
							país y otras naciones. 
							 
							Monseñor Rogelio Peralta, rector de dicho santuario, 
							señala que si bien no recuerda el problema que 
							agobiaba a aquella mujer, tiene muy presente lo que 
							hizo. “Con anterioridad ella había acudido y pedido 
							a los santos de su devoción que intercedieran ante 
							Dios para que le ayudara a arreglar su problema. Ese 
							día llegó y se acercó a los santos que conocía”. 
							 
							Ya iba de salida cuando vio la imagen de san Charbel. 
							Aunque no le era familiar, se acercó a él y le dijo: 
							“Yo no sé quién eres. Pero como ya le pedí a los 
							demás santos un milagro y mi problema no se 
							resuelve, pues te pido a ti. Por si estás muy 
							ocupado resolviendo asuntos, te anoto mi encargo 
							para que no se te vaya a olvidar”. 
							 
							Y comenzó a buscar entre sus bolsas del mandado un 
							papelito en que escribirle su petición. No encontró 
							ningún papel, pero sí un rollo de listón, cortó un 
							pedazo en el que anotó el ‘encargo’ y lo sujetó al 
							pie de la imagen. 
							 
							“A los tres días volvió feliz –platica monseñor 
							Rogelio–: su problema se había resuelto. Me preguntó 
							el nombre del santo. ‘San Charbel’, le dije. Me 
							platicó lo ocurrido, y me preguntó cómo le podía 
							agradecer que no fuera sólo de palabra. Se me 
							ocurrió algo y se lo sugerí: ‘Pues si le pediste con 
							un listón, agradécele con un listón’. Para mí lo más 
							bonito de aquella experiencia fue ver que hay 
							corazones agradecidos con el Señor’”. 
							 
							Días después, la imagen de san Charbel lucía llena 
							de listones de fieles que iban a pedir su 
							intercesión anotándole en ellos su necesidad. 
							 
							La tradición de los listones a san Charbel 
							La costumbre de los listones de san Charbel se 
							extendió a otras parroquias de la Ciudad de México, 
							y pronto fue adoptada en otros estados y en el 
							extranjero; pero también de forma rápida algunas 
							personas fueron dándole un falso sentido a los 
							colores: el rojo para el amor, el amarillo para el 
							dinero, el verde para la salud, etcétera. 
							 
							Así que, para alejar la tradición de esos matices 
							esotéricos, monseñor Rogelio Peralta ha procurado 
							difundir entre los fieles la recomendación de que 
							utilicen listones de cualquier color para pedir, sea 
							cual sea su situación, y el blanco para agradecer. Y 
							así hoy lo hacen muchos fieles. 
							 
							“Cuando veo listones blancos –dice el rector de la 
							Catedral de Balvanera–, inmediatamente llega a mi 
							cabeza: ‘Mi Dios sigue salvando, Jesucristo sigue 
							acompañando y no defrauda a aquéllos que le buscan a 
							través de sus santos’”, expresa el rector de la 
							Catedral. 
							 
							Colocar listones a san Charbel para hacerle 
							peticiones escritas se ha vuelto una bella costumbre 
							surgida en México y extendida hacia algunos países; 
							incluso ha llegado a Líbano, donde se le ha adaptado 
							con pañuelos en los que también sus devotos le dejan 
							ruegos por su intercesión. 
							 
							Sin embargo, se trata sólo de una tradición que 
							acerca al fiel a la Iglesia, que invita a pedir y, 
							por lo tanto, a rezar y a tener fe, explica monseñor 
							Rogelio Peralta, rector de la Catedral maronita. 
							 
							El aceite en el que confían sus devotos 
							Los listones no deben ser vistos como sacramentales 
							(signos sagrados reconocidos por la Iglesia para 
							santificar circunstancias de la vida), como sí lo 
							son los aceites benditos, como el ofrecido por los 
							monjes del Monasterio de San Marón, para el uso de 
							los fieles y que tiene el permiso de las autoridades 
							eclesiales. 
							 
							El rector señala que, a diferencia de los listones, 
							el aceite de san Charbel es conocido en todo el 
							mundo, y se administra a quienes desean sanar 
							problemas físicos o espirituales. “Este aceite 
							bendito se obtuvo al mezclar aceite de olivo con el 
							líquido que segregaba el cuerpo difunto de san 
							Charbel, mismo que fue exhumado nueve veces, en las 
							que se descubrió incorrupto y segregando dicho 
							líquido”. 
							 
							Señala que, según estudios científicos, el cuerpo 
							transpiró mucha más agua de la que un humano puede 
							contener. “Con aquel líquido comenzaron a ungir a 
							enfermos que acudían al monasterio, y vieron que 
							éstos presentaban mejorías. Así que determinaron 
							mezclar el líquido de su trasudación con aceite de 
							olivo; y de ahí fueron haciendo las siguientes 
							mezclas, hasta lograr una cadena de mezclas que 
							permite que hoy el aceite de san Charbel esté por 
							todo el mundo”. 
							 
							En Ciudad de México puede conseguirse en la Catedral 
							de Balvanera. No se vende, pero se puede dar un 
							donativo en agradecimiento. 
							 
							Autor Vladimir Alcántara Flores 
							Editor de la revista Desde la fe/ Es periodista 
							católico/ Egresado de la carrera de Comunicación y 
							Periodismo de la Facultad de Estudios Superiores 
							Aragón. 
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