Investigadores
revelaron que las PM 10 inducen estrés oxidativo,
procesos inflamatorios y afectación al ADN, generando
inestabilidad genómica y cáncer
Actualmente el cáncer
pulmonar representa la principal causa de muerte por
cáncer a nivel mundial, con una mortalidad de más de un
millón y medio de pacientes al año. La contaminación del
aire es factor de riesgo importante para el desarrollo
de esta neoplasia, especialmente el material particulado
menor o igual a 10 micrómetros (PM 10), enfatizaron
investigadores de la UNAM y del Instituto Nacional de
Cancerología (INCan).
Miguel Santibáñez Andrade, académico de la Facultad de
Ciencias de la UNAM, explicó ante investigadores y
académicos del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y
Cambio Climático (ICAyCC) que es necesario entender los
mecanismos biológicos a través de los cuales las PM 10
son un factor de riesgo en el desarrollo del cáncer.
Al participar en la charla “Aeropartículas contaminantes
del aire como factor de riesgo en el desarrollo de
cáncer”, efectuada en el Auditorio Julián Adem, del
ICAyCC, el también investigador en Ciencias Médicas del
INCan compartió que estudios en su grupo de trabajo
demuestran que las PM 10 inducen estrés oxidativo, así
como procesos inflamatorios, daño citotóxico y
genotóxico. De este último, el problema es la generación
de inestabilidad genómica, caracterizada por un
incremento en la presencia de alteraciones en la
estructura del ácido desoxirribonucleico (ADN).
El científico ha demostrado que en los procesos de
regulación génica durante el ciclo celular, las PM 10
son capaces de actuar como un factor iniciador y
promotor del proceso carcinogénico y la frecuencia de
este tipo de alteraciones está asociada a la pérdida de
control en funciones como la replicación y reparación
del ADN, la segregación cromosómica y la progresión del
ciclo celular.
“Vamos a contrarreloj con respecto a saber cuál es el
impacto tanto negativo (de la exposición al material
particulado) en principio, como positivo de las
reducciones de material particulado en el aire. Pero uno
de los aspectos que nos inquieta es justo ver cómo estos
efectos influyen a largo plazo. Además del cáncer, otro
ejemplo es lo que pasa con la diabetes y el riesgo
gestacional: la exposición prenatal que hay hacia la
contaminación ya genera una susceptibilidad en un
individuo que ni siquiera ha respirado por sí solo por
primera vez”, puntualizó Santibáñez Andrade.
A su vez, la subdirectora de Investigación Básica del
INCan, Claudia María García Cuéllar, comentó que un
estudio presentado en 2002 por el entonces Centro de
Ciencias de la Atmósfera dio inicio a la inquietud por
desarrollar la investigación enfocada a entender los
mecanismos celulares involucrados en el desarrollo de
neoplasias asociadas a la exposición al material
particulado, pues se sugería que podría existir una
relación, pero el problema no había sido abordado desde
el punto de vista biológico.
“Hoy se sabe que en el mundo existen 7 millones de
muertes debido a la exposición a la contaminación del
aire, generando múltiples problemas de salud, como
alteraciones cerebrovasculares, alteraciones
cardiovasculares y problemas respiratorios, entre ellos
el cáncer de pulmón”, detalló la investigadora.
Entre los diferentes tipos de cáncer, en 2020 el de
pulmón fue la segunda neoplasia más frecuente a nivel
mundial, después del de mama, lo que revela el gran
problema de salud, destacó.
“El cáncer de pulmón está asociado a tabaquismo en un 70
por ciento, pero ese 30 por ciento restante está ligado
a la contaminación del aire. Y actualmente sabemos que,
en cuanto a mortalidad, ocupa el primer lugar, a
diferencia del cáncer de mama, cuya mortalidad es mucho
menor debido a estrategias de detección y tratamiento
oportuno, algo que aún no sucede con el cáncer de
pulmón”, refirió García Cuéllar.
Adicionalmente, se ha visto una asociación entre zonas
fuertemente afectadas por la contaminación del aire con
la incidencia de tumores en vías respiratorias. En 2021,
la Organización Mundial de la Salud actualizó los
criterios para establecer los niveles máximos permitidos
de contaminantes en el aire, donde indica que anualmente
se deberían registrar 15 partes por millón de las PM 2.5
en 24 horas; y hasta 45 partes por millón de los PM 10
en un día.
Ericka Marel Quezada Maldonado, del Laboratorio de
Carcinogénesis y Medio Ambiente del INCan, señaló que
estudios en líneas celulares expuestas a PM 10 han
mostrado problemas de regulación en moléculas de micro-RNAs
en las células, lo cual podría estar relacionado con el
desarrollo de ciertos tipos de cáncer.
“Dentro de los factores de reparación que podrían estar
alterados por los cambios en los micro-RNAs que
encontramos desregulados se encontraban genes que
podrían ser impactados ya sea por uno o varios micro-RNAs,
y esto podría representar un problema general en las
vías de reparación”, subrayó.
La investigadora precisó que a partir de 1995 se ha
sugerido que las PM 10 pueden tener factores de
mutagenicidad, especialmente por el daño al ADN que en
condiciones normales es reparado, permitiendo la
sobrevivencia celular. Sin embargo, cuando no puede ser
corregido el daño, y las células sobreviven a este, se
genera la inestabilidad genómica y la inducción de
procesos carcinogénicos. |