Muchas de las
medidas políticas que se están tomando en
términos de crisis climática se basan en
recomendaciones de los científicos que llevan
décadas alertando de las consecuencias del
cambio climático. Pero ¿son escuchados
realmente? La comunidad científica ha vivido
esta Cumbre del Clima con cierta decepción y
frustración, aunque no pierde la esperanza.
Elena López Gunn 15/11/2021
Ha sido una COP26 extraña, no solo por
celebrarse en mitad de una pandemia, sino por
una sensación de anticlímax entre los
asistentes. También lo ha sido por la distancia
cada vez más grande entre la demanda social,
sobre todo por activistas, los datos de la
ciencia, las señales que da nuestro planeta
enfermo, y unas negociaciones que se percibe que
van a paso de tortuga.
Un momento agridulce de esta Cumbre del Clima
fue la visita del pabellón de EE UU. Ahí se
mostraban vídeos preparados por los mejores
científicos de la NASA sobre por ejemplo el
carbón en la atmósfera, el ártico o el
calentamiento de los océanos. Y es que el
diagnóstico no es bueno: las señales vitales no
pintan bien.
Algunas de estas “enfermedades” como la subida
de la temperatura o del nivel del mar ya son
crónicas y difícilmente reversibles. Además, una
gran parte de estos procesos y sobre todo de
puntos de inflexión de sistemas no lineales que
aún no se conocen.
Le preguntamos a Gavin Schmidt, científico jefe
en ciencia climática de la NASA, si podían
predecir o anticipar estos cambios en el
sistema. Él contestó que aún no sabían. Es por
tanto como jugar a la ruleta rusa con nuestro
planeta.
¿Científicos satisfechos?
Tras la COP26 los científicos se llevan una
sensación agridulce. Por una parte la sensación
dulce de que se ve un esfuerzo mucho mayor por
llegar a un acuerdo, pero con un sabor agrio
porque en gran parte ha sido necesario que se
sientan azuzados por la presión externa, en
parte por la acusación del “bla, bla, bla...” de
los jóvenes que han tenido una presencia muy
fuerte.
Como científicos es difícil aceptar la falta de
avances mucho más rápidos
Como científicos, coincidimos plenamente, a
pesar de que entendemos la complejidad de estas
decisiones, y la justicia climática que subyace.
Pero es difícil aceptar la falta de avances
mucho más rápidos.
Simplemente todos los indicadores del planeta
nos muestran la necesidad de actuar de forma
firme en plazos mucho más cortos que el 2050 o
incluso el 2060 como han puesto algunos países
encima de la mesa. Eso si no queremos vivir la
sexta extinción nuestro espejo científico en
temas de biodiversidad. No hay tiempo.
Irónicamente en un panel compartido en el
pabellón de la Convención Marco de las Naciones
Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC, por
sus siglas en inglés) de un “Laboratorio de
Resiliencia” con Stanley Lee Robinson, autor de
ciencia ficción del libro Ministerio del Futuro
planteaba si la ley sobre especies en vías de
extinción de Estados Unidos también debería de
aplicar al ser humano.
Intensificar esfuerzos y tiempos de actuación
El nudo gordiano sigue siendo la reducción de
las emisiones y por tanto la centralidad del
artículo 6 y los mercados de carbono. Desde un
punto de vista científico, son positivos varios
avances, como el acuerdo en torno a frenar la
deforestación, el pacto con respecto al metano,
y la promesa de la India con respecto al carbón,
rebajada al final.
En la voz de una joven investigadora china
Britanny Lee, “en términos de mercados de
carbono, si bien estos parecen una buena
solución al problema y deberían obligar a los
emisores a pagar los costes de su impacto
ambiental, en realidad, si no se establecen
adecuadamente, estos podrían representar otra
vía para la opresión y explotación de los países
más pobres”.
Es imperativo garantizar que las reducciones de
emisiones se rastreen correctamente y se
informen con transparencia
Según Lee, las regulaciones para el uso y la
generación de energía son primordiales, desde la
reducción del uso de carbón y petróleo hasta la
regulación de NFT (Non -Fungible Token, un token
no fungible) y otras tecnologías blockchain que
aumentan el consumo de energía.
“Es imperativo garantizar que las reducciones de
emisiones se rastreen correctamente y se
informen con transparencia. En Glasgow, los
países acordaron corregir sus niveles finales de
emisión para las unidades de crédito de carbono
que autorizan, pero se requerirá un escrutinio
para garantizar que las empresas no abusen del
lenguaje muy técnico y poco claro incluido en el
texto", añade esta científica.
Principalmente, necesitamos alejarnos
rápidamente de los combustibles fósiles para
mantener vivos los objetivos de temperatura
global del Acuerdo de París y evitar una
catástrofe climática. Así, se han hecho avances
por países en grupos, como el liderazgo de Costa
Rica o Dinamarca con respecto al diésel.
Necesitamos alejarnos rápidamente de los
combustibles fósiles para mantener vivos los
objetivos de temperatura global del Acuerdo de
París y evitar una catástrofe climática
Sin embargo, existe frustración ya que la
ventana de cumplir el objetivo de 1,5 ºC se está
cerrando. Sin embargo, desde el punto de vista
científico es clave llegar a un buen acuerdo en
el artículo 6, ya que no hay espacio a nivel
climático para una doble contabilidad gracias a
un offsetting mal diseñado y en concreto en
relación a las llamadas soluciones basadas en la
naturaleza para mitigación y adaptación al
cambio climático.
Falta de urgencia en las decisiones
Pero, sin duda, la mayor preocupación de los
científicos frente al cambio climático y las
políticas que se están tomando es la falta de
urgencia en las decisiones, y la falta de
compromiso político de cumplir los objetivos de
financiación. Esta es la clave para desbloquear
posiblemente la acción en puntos estratégicos.
La mayor preocupación de los científicos frente
al cambio climático y las políticas que se están
tomando es la falta de urgencia en las
decisiones
Poco antes de que comenzara la COP26, los
gobiernos del Reino Unido, Alemania y Canadá
publicaron un plan conjunto para garantizar que
las naciones desarrolladas proporcionan
colectivamente 100.000 millones de dólares de
financiación climática a las naciones en
desarrollo anualmente a partir de 2023 para
acelerar la descarbonización en la carrera al
cero (race to net Zero), a la vez que empieza la
“carrera sobre la resilience” (race for
resilience).
Con respecto a “pérdidas y daños”, este es un
tema muy delicado que va al corazón del concepto
de justicia climática, donde Escocia
simbólicamente ha puesto un primer fondo como
gesto, casi. El continente africano solo ha
contribuido un porcentaje mínimo de emisiones y,
sin embargo, será una de las zonas más
impactadas.
¿Algún mensaje de esperanza?
Pero quizá el mayor logro de la COP26 ha sido el
acuerdo global sobre adaptación, liderado
durante todo el proceso por España y las
Maldivas. También otro avance importante se
refiere a la continuidad del proceso de
Koronivia sobre agricultura.
Quizá el mayor logro de la COP26 ha sido el
acuerdo global sobre adaptación, liderado
durante todo el proceso por España y las
Maldivas
Como científica parte del Panel
Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC),
del Grupo de Trabajo II de Adaptación, y del
Capítulo de Agua, sentí esperanza al ver por
primera vez un pabellón dedicado al agua y al
cambio climático. Un evento positivo también fue
ver a todos los científicos responsables de los
diferentes países en el pabellón de ciencias
coorganizado entre la Agencia Meteorológica
británica y el IPCC.
Mientras unos argumentaban sobre la importancia
de llegar al ciudadano de a pie, y en concreto
de la centralidad a futuro de las ciencias
sociales para entender mejor la ciencia del
comportamiento, la percepción del riesgo y sobre
todo la respuesta frente al riesgo, otros
enfatizan el enorme papel de la ciencia
ciudadana, y de devolver la confianza sobre los
datos científicos y la ciencia en general al
público en general.
A nivel político, aunque no significara un
avance en nuevas acciones, el compromiso
reforzado de EE UU y China fue muy importante.
Su cooperación será esencial para abordar de
manera efectiva la crisis climática.
La sociedad requiere una acción rápida, urgente
y sostenida y transformaciones de
comportamiento, socioeconómicas y tecnológicas
significativas.
La sociedad requiere una acción rápida, urgente
y sostenida y transformaciones de
comportamiento, socioeconómicas y tecnológicas
significativas. Es necesario prestar más
atención a la innovación en ciencia y tecnología
como un punto de encuentro entre la sociedad y
la ciencia que nos ayude a acelerar la
transición y transformación necesarias.
Elena López Gunn es científica que forma parte
del IPCC, del Grupo de Trabajo II de Adaptación,
y del Capitulo de Agua, y directora de ICATALIST.
Escrito en colaboración con Britanny Lee
estudiante de doctorado de King's College,
Londres.
Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons.
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