Por Jaime
Martínez Veloz
La democracia no consiste en elegir a tu amo,
sino en no tenerlo
Adrián Rodríguez García,
"Economista Non" y "Rector de la Universidad
Universe”
El señor que vive en el Palacio Nacional,
construido por los españoles a los que dice
detestar, quien hace tiempo en medio de la
pandemia nos “hizo el favor” a los mexicanos de
inventar la rifa de una avión que nunca rifó,
ahora propone hacernos otro nuevo favor y quiere
que le hagamos como “festejo”, una “Farsa
Revocatoria”, o sea una consulta que nadie le ha
pedido, ya que quiere convertir lo que en su
origen pudiera ser una acto de protesta en una
auto celebración, una autoalabanza, un ejercicio
de autosatisfacción “para darse bola él solito”.
Una nueva jalada, pues.
Nada más por capricho exige que le hagan un
agasajo de “revocación de mandato” con hartos
anuncios, como si fuera en serio, gastando miles
de millones de pesos que a nadie le sobran, y a
muchos enfermos sí les faltan en medicamentos y
personal que los atienda, y cuando el mundo está
en guerra, o trabajando, cuidándose de la
pandemia o en otras ocupaciones con las cuales
enfrentar el desempleo y la carestía que el
susodicho sí nos consiguió.
Exige que en su fiesta le pongan arbolito y
esferas de Navidad cuando ni siquiera hemos
llegado a la Semana Santa. Quiere que le hagan
una especie de pastorela, con atole, tamales,
champurrado, colaciones y si es posible, le
hagan un pesebre, lo paseen por las calles, lo
anuncien las estaciones de radio, televisoras y
redes digitales, en un evento social que no lo
tuvo ni Obama.
Como símbolo de adoración delirante pide que le
puedan besar de preferencia la frente y la mano,
pero no en los pies, y que tampoco le quiten los
zapatos ni los calcetines, porque sus cercanas
le han dejado ver que “le rugen las panteras”
Durante estos días de la guerra en Ucrania
invadida por los rusos, aprovecha para decir que
él ni ataca ni defiende a nadie, que a los que
acusaba de ser la “mafia del poder” en realidad
son buenas personas, que respetan la investidura
presidencial y que por eso ahora los invita a
sus fiestas y negocios que le organizan sus
achichincles, para que las lenguas viperinas
dejen de decir que él solo se junta con la gente
de bajos ingresos a la que sus sirvientes
chantajean porque sabe que tienen a millones de
pobres dependientes de las dádivas
gubernamentales.
Aprovecha las luces de su auto festejo para
aclarar que él no es de izquierda ni de derecha,
sino todo lo contrario, que el color rojo lo
marea, el amarillo lo acalambra y con el azul se
pone venenoso, por lo cual ahora su color
favorito es el fiucha.
Con su lenguaje bravero, del cual presume y hace
gala, les dice a los organizadores del festejo
revocador, que quiere una pachanga repleta de
invitados, pero a los organizadores del INE, so
pretexto de una falsa austeridad, les escatima
recursos que por otros lados despilfarra -el
aeropuerto que es La Central Avionera, la
refinería de Doble Boca inundada y el tren Maya
(que de Maya no tiene nada) que hará un desastre
en la selva de los estados del sur del país,
cuyos costos se han incrementado al infinito de
las estimaciones presupuestales iniciales. En
estos proyectos, las preocupaciones sobre la
“austeridad republicana” no existen.
Exige poner miles de casillas a donde puedan
llegar los incautos, los necesitados y sus
empleados a ratificar su obediencia, que para el
caso debe ser incondicional, porque hay del que
se atreva a contradecirlo bajo la fórmula:
“estás conmigo o estás contra mí”.
Tratándose de sus peroratas, exige
incondicionalidad, pero cuando él tiene que
establecer una definición donde tenga que hacer
pública su postura, ahí surfea, se “sale por la
tangente”, se hace “que la virgen le habla”,
desvía la plática y sale con afirmaciones chafas
como la de que “el feminismo y ecologismo fueron
creados por el neoliberalismo para poder saquear
a sus anchas". No cabe duda de que “la
ignorancia es atrevida” o, dicho de otra manera,
“más respeto pal pasaje”
Al estilo “Trucutú” tipo “cavernícola” increpa a
los organizadores del fandango revocante, y de
antemano les manda decir, en público y en
privado, que si algo sale mal “es bronca de
ellos”, y que si por alguna causa se frustran
los festejos del “Guateque Revocatorio” “se las
va a hacer gacha” en los tribunales
inquisidores, propios y ajenos, públicos y
privados, y los acusará de fifís, neoliberales,
medias tintas, conservadores y de enemigos de la
señora que a él le gusta llamarla “4T”, que por
cierto nadie conoce, pero que todos sus acólitos
hablan de ella como si en realidad existiera.
Al respetable público que debiera invitar con
respeto y amabilidad, le echa la aburridora
mediante sus achichincles con quienes les manda
decir, que si no van a su “Revolcación del
mandato” (sic) los va a acusar con sus jefitas,
“les va a sacar la lengua” en las mañaneras y le
va a pedir a “Lord Molécula”, su bufón favorito
y remedo de periodista, (quien dicen anda
perdido todavía, buscando llegar al nuevo
aeropuerto) que les aviente un rollo repulsivo
con el cual los ponga como “lazo de cochino”
ante la opinión nacional.
A pesar de tantas amenazas y vituperios, no
participaremos en ese fandango revocatorio que
se organizó a sí mismo ese señor, ni a esa
autoalabanza de la que desconozco las
intenciones profundas del “celebrado” y sus
interesados promotores.
En la vida y en el barrio, aprendí de los
mayores, que hay que saber escoger las batallas
y la nuestra será en el 2024. Ahí estaremos y
veremos de qué cuero salen más correas.
Jaime Martínez Veloz
Tijuana BC a 30 de marzo del 2022
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