CIUDAD DE MÉXICO —
México disolvió una selecta unidad antinarcóticos que durante un
cuarto de siglo trabajó mano a mano con la agencia antidrogas de
Estados Unidos (DEA) en el combate al crimen organizado, dijeron
dos fuentes, en un duro golpe a la cooperación bilateral en
seguridad.
El grupo era una de las unidades de investigaciones especiales
(SIU, por sus siglas en inglés) que operan en unos 15 países y
que los funcionarios estadounidenses consideran invaluables para
desmantelar poderosas redes de contrabando y atrapar a
innumerables capos de la droga en todo el mundo.
Las SIU son entrenadas por la DEA, pero están bajo el control de
los gobiernos nacionales.
Una mujer enciende una vela durante una protesta en demanda de
justicia por el asesinato del periodista mexicano Jacinto Romero
Flores, en Orizaba, estado de Veracruz, México, el 19 de agosto
de 2021.
En México, los más de 50 oficiales de esa unidad policial fueron
considerados entre los mejores del país y trabajaron en los
casos más importantes, como la captura en 2016 de Joaquín "El
Chapo" Guzmán, entonces el jefe del poderoso Cártel de Sinaloa.
El cierre amenaza con poner en peligro los esfuerzos de Estados
Unidos para combatir a los grupos del crimen organizado dentro
del país latinoamericano, uno de los epicentros del
multimillonario comercio mundial de narcóticos, y dificultar la
captura y el enjuiciamiento de los líderes de los cárteles.
El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador notificó
formalmente a la DEA en abril del año pasado que la unidad había
sido clausurada, según un agente de la DEA con conocimiento del
asunto que se negó a ser identificado porque no estaba
autorizado a hablar sobre el tema. Una segunda fuente
familiarizada con la situación confirmó el cierre del grupo.
La Secretaría de Seguridad Pública y de Protección Ciudadana de
México no respondió a reiteradas solicitudes de comentarios. La
DEA se negó a hablar de la cuestión. Nadie había informado hasta
ahora sobre la clausura de la dependencia. Reuters no pudo
averiguar por qué el gobierno mexicano no lo anunció
públicamente en su momento.
"La estrangularon", afirmó el agente, refiriéndose a la unidad.
"Hace añicos los puentes que tardamos décadas en armar".
El cierre podría resultar costoso en las calles de Estados
Unidos, donde las autoridades luchan por reducir un aumento en
las sobredosis que el año pasado provocó más de 100,000 muertes,
en su mayoría vinculadas a una nueva ola de drogas sintéticas
producidas por carteles mexicanos.
El equipo de élite, fundado en 1997, fue el principal conducto
para que la DEA compartiera con el gobierno de México pistas
sobre envíos de drogas e indicios obtenidos en suelo
estadounidense.
La agencia antidrogas de Estados Unidos habría llevado a los
nuevos integrantes mexicanos de la unidad policial a sus
instalaciones de última generación en Quantico, Virginia, para
capacitarlos en las últimas técnicas de vigilancia. Les habrían
examinado, incluso con pruebas de polígrafo.
Una segunda unidad mexicana de la SIU, con sede dentro de la
oficina del Fiscal General de la República e independiente del
Gobierno, continúa operando.
Para Mike Vigil, exjefe de operaciones internacionales de la
DEA, el cierre de la SIU y la restricción de la cooperación en
seguridad por parte del mandatario dañarán a ambos países.
"Significará más drogas yendo a Estados Unidos y más violencia
en México", advirtió.
Disparo en el pie
La clausura de la SIU es el ejemplo más reciente de la ruptura
de la cooperación entre la DEA y México desde que López Obrador
asumió el poder en 2018 y prometió reformar la política de
seguridad nacional.
Enfurecido por el vertiginoso derramamiento de sangre que
atribuyó a las tácticas de mano dura de sus predecesores, el
gobernante buscó implementar un estilo policial menos
beligerante y se comprometió a abordar lo que, según él, son las
causas profundas de la violencia, como la pobreza, en lugar de
perseguir a los jefes de los cárteles.
El presidente también puso trabas para que los funcionarios de
seguridad extranjeros operaran dentro de México, reprendiendo a
la DEA por un modus operandi que, según opinó, equivale a
pisotear la soberanía de su país.
En privado, los funcionarios estadounidenses señalan que el
papel vital de México en el bloqueo del flujo de migrantes de
América Latina, una prioridad para Washington, les deja una
influencia limitada para presionar a López Obrador en otros
temas, como la cooperación en seguridad.
Aunque la reputación de la SIU quedó dañada cuando su exjefe
Iván Reyes fue detenido en 2017 y se declaró culpable en un
tribunal estadounidense de aceptar sobornos para filtrar
información a una banda de narcotraficantes, los funcionarios de
la DEA consideraban que la unidad era vital y necesitaban
agentes mexicanos para apoyar en sus investigaciones en el país.
Las campanas de alarma para el futuro de la unidad sonaron en
2019, cuando López Obrador suspendió la actividad de la Policía
Federal, dentro de la cual se encontraba la SIU, para crear una
nueva fuerza llamada Guardia Nacional.
Los agentes de la DEA siguieron trabajando con sus homólogos
mexicanos durante un tiempo, especialmente en el aeropuerto de
Ciudad de México, donde los integrantes del grupo interceptaban
el contrabando de fentanilo, una droga sintética hiperpotente a
la que se atribuye el aumento vertiginoso de las sobredosis en
Estados Unidos.
Pero la cooperación en materia de seguridad entre la DEA y
México se desplomó a un nuevo mínimo en octubre de 2020, cuando
fue detenido en Los Ángeles el exsecretario de Defensa mexicano
Salvador Cienfuegos, alegando que estaba en connivencia con un
cartel de la droga.
Los fiscales estadounidenses liberaron rápidamente a Cienfuegos,
citando consideraciones de política exterior "sensibles", pero
López Obrador acusó a la DEA de tener "poco profesionalismo" y
de fabricar pruebas en el caso.
En diciembre de 2020, el gobierno mexicano despojó a los agentes
extranjeros de la inmunidad diplomática y obligó a los
funcionarios locales a redactar informes sobre interacciones con
agentes de seguridad del exterior.
"Ese fue el clavo en el ataúd", consideró el agente de la DEA.
Meses después se cerró la SIU.
Para el momento en que la unidad se disolvió formalmente, según
esa fuente, ya había estado inoperativa durante algún tiempo
porque la Guardia Nacional de México antepuso la disuasión de la
violencia a las investigaciones de los cárteles de la droga.
Pero con más de 33.000 homicidios registrados en la nación
latinoamericana el año pasado, Vigil indicó que no tiene sentido
cerrar una unidad de élite que persigue a los grupos del crimen
organizado responsables de la mayoría de los asesinatos.
"México se está disparando en el pie", sentenció.
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