Publicado en
Los Ángeles Press
El presidente López Obrador ha sido reiterativo en
críticas a la senadora Xóchitl Gálvez, quien se
registró para competir por la candidatura a la
presidencia.
Elecciones México
Martes, 11 Julio, 2023
López Obrador, en la ilegalidad con críticas a
Xóchitl Gálvez
"A Xóchitl Gálvez la están inflando, pero no
levanta", dice López Obrador.
CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Andrés Manuel López Obrador
ha advertido que seguirá criticando a la favorita de
la oposición para las elecciones presidenciales de
2024, con lo que rompe una larga tradición de los
presidentes mexicanos de desentenderse de la
contienda por la sucesión.
El objetivo de López Obrador es Xóchitl Gálvez, una
senadora que habla directo, "sin pelos en la lengua"
y exdirectora de Asuntos Índígenas. Gálvez aún no ha
sido nominada formalmente por los partidos de
oposición, pero ha ganado mucho impulso.
Los partidos mexicanos todavía están en temporada de
selección interna y las campañas oficiales
comenzarán formalmente en septiembre, por lo que las
críticas de López Obrador a la posible candidatura
de Gálvez pueden no ser técnicamente ilegales. Sin
embargo, López Obrador señaló la semana pasada que
podría continuar atacándola, incluso después de que
comiencen las campañas.
“Todavía no empieza el proceso electoral, hasta
septiembre. En septiembre vamos a ver qué se puede
decir”, declaró el presidente el viernes. “Claro, si
está de por medio la justicia y la democracia, pues
vamos a tener que seguir hablando”.
Eso podría violar el artículo 134 de la
Constitución, que dice que los medios, la publicidad
y las relaciones públicas del gobierno sólo deben
usarse con fines informativos o educativos, no a
favor o en contra de ningún político.
Por su parte, Gálvez ha calificado de “reprobable”
que López Obrador esté empleando fondos del gobierno
y cuentas de redes sociales para criticarla.
“Ella es la candidata de la mafia del poder”, alegó
López Obrador la semana pasada. Aunque Gálvez
representa en el Senado al conservador Partido
Acción Nacional (PAN), proviene de un pueblo
pequeño, tiene ascendencia indígena, y a menudo ha
adoptado posturas más progresistas que las de su
partido.
El lunes, el presidente mexicano volvió a atacarla,
dedicando al menos 20 minutos a su persona.
“Quieren volver a engañar con esto”, dijo López
Obrador sobre la posible candidatura de Gálvez por
la oposición. “La están inflando, pero no, no, no
levanta. No van a levantar”.
Para poner el comportamiento de López Obrador en
perspectiva, Barack Obama hizo algo similar durante
las conferencias de prensa de la Casa Blanca en
2016, cuando arremetió contra Donald Trump de manera
regular y extensa. George W. Bush también aprovechó
esas sesiones informativas para atacar regularmente
a Obama en 2008.
López Obrador ya se ha enfrentado a los tribunales
electorales precisamente por este comportamiento.
El jueves, un tribunal federal electoral falló que
López Obrador había violado las normas que prohíben
el uso de recursos del gobierno en las campañas, en
relación con los comentarios que hizo durante el
período previo a las dos elecciones estatales
celebradas en México en junio.
La denuncia en ese caso, presentada en marzo, fue
similar al uso que hizo el presidente de su rueda de
prensa matutina del viernes para criticar a Gálvez.
En marzo, López Obrador utilizó su rueda de prensa,
conocida como “la mañanera”, para pedir a los
mexicanos a no votar por los candidatos de la
oposición en las dos contiendas estatales: “que no
se vote por el bloque conservador, para que siga la
transformación. Ni un voto a los conservadores, sí a
la transformación”.
La llamada Sala Regional Especializada del Tribunal
Electoral del Poder Judicial de la Federación
“determinó la existencia de la vulneración a los
principios de imparcialidad, neutralidad y equidad,
así como el uso indebido de recursos públicos”, en
vista de que el gobierno paga por realizar, grabar y
difundir las conferencias de prensa del presidente
desde el lujoso Palacio Nacional, donde él vive.
Gálvez ha pedido que se cumpla su derecho a réplica
y se le permita responder a los comentarios del
presidente en la misma conferencia de prensa diaria.
Incluso obtuvo una orden judicial que le permitía
hacerlo, pero López Obrador se negó, alegando que
Gálvez sólo quería jugar a la política durante la
sesión informativa.
“De usted sólo quiero una cosa, que me respete”,
declaró Gálvez en un mensaje dirigido a López
Obrador y publicado en las redes sociales, uno de
los pocos medios que tiene para refutar al
presidente.
Por ejemplo, López Obrador afirmó el viernes que
Gálvez nunca había puesto un pie en las empobrecidas
tierras altas de Chiapas, en su mayoría indígenas.
Gálvez respondió tajantemente al decir que “el
presidente miente” y publicó una foto de un proyecto
de construcción de carreteras en el área, que ella
supervisó como directora de desarrollo indígena en
2004.
“Es reprobable que usen recursos públicos a través
de cuentas oficiales para denostarme y fomentar el
odio”, escribió Gálvez. “Están desesperados”.
Durante varias décadas, los presidentes mexicanos
han evitado, y en los últimos años se les ha
prohibido legalmente, hacer declaraciones de campaña
abiertamente partidistas. Eso se debe en parte a que
México es un país altamente centralizado, donde el
presidente ejerce un poder enorme, tanto político
como financiero.
Los presidentes mexicanos tienen razones fuertes
para preocuparse por quién los relevará: no pueden
buscar la reelección y sólo pueden cumplir un
mandato de seis años, confiando siempre en que el
candidato de su partido defienda su legado o, en el
peor de los casos, que el ganador no investigue
cualquier caso de corrupción durante su gobierno.
Eso no significa que los presidentes anteriores no
hayan maniobrado tras bambalinas para tratar de
manipular las elecciones. En 2006, se consideró
ampliamente que el entonces presidente Vicente Fox
alentó el uso de oscuros tecnicismos legales para
tratar de descalificar a López Obrador de la carrera
presidencial, a la que finalmente se le permitió
ingresar. Perdió por un margen muy estrecho después
de que se retirara el caso judicial, y desde
entonces se ha quejado de que le robaron la
presidencia.
Sin embargo, aunque Fox nunca disimuló su disgusto
por López Obrador, nunca lo criticó abiertamente ni
lo mencionó por su nombre. Lo más cerca que estuvo
Fox de una declaración pública de campaña fue en
2005, cuando le dijo a una multitud: “No se cambia
el caballo a la mitad del río”, señalando que su
partido debería permanecer en el poder.
El analista político José Antonio Crespo subraya que
los comentarios de Fox no se comparan con los de
López Obrador, pues fueron diminutos en comparación.
Eran alrededor del 5% de lo que está pasando ahora,
aseguró.
No obstante, recalca que un tribunal electoral falló
en 2006 que la intervención de Fox pudo haber
influido indebidamente en esa elección.
“Si el tribunal en 2006 dijo que la pequeñísima
participación que tuvo Fox fue indirecta, porque ni
siquiera mencionó a López Obrador por su nombre, y
puso en riesgo la elección, con el mismo parámetro
¿qué podríamos decir ahora de la participación de
López Obrador? ¿Tendría que anularse la elección si
ganara Morena?”, pregunta Crespo en alusión al
partido del presidente. “Porque lo está haciendo
como mil veces más”, agrega.
Entretanto, otros mexicanos creen que tratar de
limitar lo que puede decir López Obrador es
demasiado restrictivo.
“Simplemente es algo tonto. Déjenlo hablar ¿A quién
le importa?”, opina Federico Estévez, profesor
jubilado de Ciencias Políticas del Instituto
Tecnológico Autónomo de México (ITAM). “Ésa no es
una acusación seria. Por supuesto que es cierto: es
ilegal, a toda vista, pero es una ley tonta, pues es
una ley que en realidad no se puede hacer cumplir”.
Esto es bastante cierto: El propio López Obrador
juega abiertamente con las restricciones legales,
diciendo “ya saben quién” en lugar de mencionar a
políticos o partidos concretos.
Crespo, el analista, comenta que esa situación casi
asegura que López Obrador seguirá con los
comentarios partidistas después de septiembre.
“Él va a seguir haciendo campaña, aunque la ley lo
prohíba. No le importa, porque sabe que de todas
maneras no va a tener consecuencias. Si acaso alguna
multa por ahí, por si acaso, no más que eso”,
afirma. “No va a parar un solo día”, agrega.
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