Publicado por
Global Voices
Escrito por Muy Waso
Publicado el 29/06/2023
Artículo escrito por Tatiana Suarez Patiño para Muy Waso,
republicado en Global Voices bajo un convenio entre los
medios.
El amor está en los detalles, y nadie puede convencerme
de lo contrario. Por eso me fascina el arte, porque está
repleto de detalles que reflejan la entrega total y
desmedida del artista.
Si hablamos del arte plástico, esos detalles pueden
estar en el mínimo punto de luz dentro de la pupila de
un ojo que lo transforma en un objeto que mira, o en la
delicada forma en la que la pintura amarilla se puede
convertir en el sol de media tarde.
He pasado años de mi vida buscando estos signos que
revelan amor, y sin caer en arrogancias, puedo
considerarme una experta en encontrarlos, y no solo los
veo, sino que también los siento.
Por eso la primera vez que vi a Castro y a CC juntas
reconocí ese amor que viene de los detalles, y debido a
esa magia, me vi obligada a pedirles una entrevista para
escribir la crónica que a continuación comparto con
ustedes.
Yo me encontraba en Phoenix Arizona cuando las conocí,
ellas viven allí y desde ahí hacen su resistencia. Las
conocí en Cahokia, un emprendimiento liderado por
mujeres indígenas norteamericanas, que trabaja en favor
de generar economías sostenibles mediante el desarrollo
de proyectos artísticos que fomenten la creatividad, la
recuperación de la memoria ancestral y el
fortalecimiento de los emprendimientos indígenas.
Castro es el apellido y el apodo de Stephanie
Guillermina, ella tiene 32 años, nació en Queens New
York. Sus progenitores son de Colombia y de Chile, tiene
descendencia Muisca y Mapuche, se identifica como Queer,
y es una artista multidisciplinaria, planificadora de
eventos, y servidora del amplio espectro doula.
Carrie Sage Curley, más conocida como CC, nació en las
sagradas tierras de San Carlos Apache en Arizona hace 34
años, es lesbiana, artista multidisciplinaria,
organizadora comunitaria, y «Cultural Keeper».
El 2020 ambas se conocieron orando en el centro
ceremonial del Apache Stronghold en Oak Flat, en la
sagrada montaña para los Apaches. En el 2022, después de
participar en un evento llamado Mujeres del Desierto en
Phoenix, sintieron que sus caminos no eran dos, sino
uno, y caminan de la mano desde entonces en un mismo
sentido.
Ese sentido lo es todo. Ellas no tienen una relación,
ellas tienen un propósito sanador; visibilizar a las
mujeres indígenas y recuperar su sabiduría a través de
una propuesta artística. Recuperar la imagen arrebatada
por los siglos de colonización no es una lucha menor, y
esa es una de sus metas, construir su imagen lejos de
los clichés visuales impuestos por las ideologías
dominantes blancas, y lo hacen pintando un mural a la
vez. En las calles de Phoenix, en las galerías, en
espacios sociales y en colecciones privadas están sus
obras de arte, en ellas retratan a mujeres indígenas
fuertes, libres y autónomas, con sus luces y sus
sombras.
Al respecto, Castro dice «Espero plasmar una
representación auténtica de mis antepasados a través de
la lente de los espíritus que me guían a mí y a mi
pincel. Espero provocar una conexión con los Andes para
aquellos que han sido desplazados a través de la
migración. Espero que mis parientes y quienes
experimenten mi arte sientan el poder y la luz que
viajaron a través de mí. Y que vean la belleza y el
significado más profundo de la sabiduría y el amor
intergeneracional.”
Para CC, su arte es una conexión con ella y con las
raíces a través de la cultura. Es cuestionar su
existencia. Ella dice “Yo utilizo mi arte como arma para
el pueblo. Me encanta pintar a mi gente, sobre todo a
las mujeres. Es un honor ser apache. Quienquiera que se
cruce con mi obra quiero que se sienta amado por sí
mismo y orgulloso”.
Existe una voz ancestral que las guía, y que conecta el
pasado y el presente para construir un futuro, y esas
voces se materializan en piezas de arte, así lo explica
CC: “Somos nuestras bisabuelas, abuelas, madres. El clan
lo transmitimos de generación en generación. Nuestra
conexión con la tierra es a través de nuestro clan. Yo
pintó a las mujeres fuertes del pasado y del presente.
Mi madre es una costurera local que sigue manteniendo
vivo el espíritu del vestido. Fotografío su trabajo con
mi familia y las mujeres de la comunidad, y por eso soy
así, encuentro mi fuerza en mi cultura y en la tierra».
La historia que ambas están construyendo resulta
profundamente inspiradora, pues es la historia de una
liberación. La liberación de nuestros cuerpos y de
nuestra imagen, pues como dice Castro: “Siento que la
colonización nos ha robado nuestra sensualidad y
conexión con nuestro poder y energía sexual divina. Yo
trabajo diligentemente para recuperar esta conciencia
sensual y la conexión con mi cuerpo y mi poder sexual.
Cuanto más libres somos como individuos, más libres
somos como pueblo. Volviendo a nuestros caminos en los
que seguíamos al espíritu y a la naturaleza. Porque
nuestra sexualidad es naturaleza divina, como las
plantas y los árboles polinizan, así lo hacemos
nosotros”.
La revolución sexual es un tema pendiente en
Latinoamérica, y en las comunidades indígenas aún más,
sin embargo, esta historia de transformación y luz nos
muestra que otra realidad es posible, donde las
tradiciones, la espiritualidad, y la creatividad no
están peleadas con la diversidad sexual, sino que se
complementan y se constituyen en una unidad.
Al respecto, CC comparte la siguiente reflexión para
todas aquellas personas que tienen un debate interno
entre su sexualidad y sus tradiciones: “Debes saber que
no te pasa nada. Nuestro creador te dio el espíritu que
llevas. Sé que puede asustar pensar lo que dicen los
demás cuando piensan en ti, pero muéstrales amabilidad y
amor porque eso es lo que eres. Para obtener el apoyo
saludable necesitas de las oraciones, de la tierra y la
gente”.
Junto mis manos para dar las gracias por los momentos
que pude disfrutar de su compañía, les agradezco que me
permitan contar su historia, pues siento que es un deber
compartir la vida de estas poderosas almas, para así
amplificar la fuerza que las juntó y que su vivencia
pueda inspirar a otros a vivir una vida más libre, lejos
de los grilletes de las miradas puritanas que condenan
el amor sanador entre mujeres indígenas.
Termino de escribir este texto, y mi memoria regresa al
primer día que las conocí. Castro miró a CC y le sonrió,
y un universo entero se abrió en la habitación, ahí
habitaban planetas, lenguajes, silencios, y ecosistemas,
que nadie más podría entender, solo ellas. Y así
reafirmo mi postura, en los mínimos detalles está el
amor.
The Bridge
Este articulo es parte de The Bridge (El puente),
presentacion con opiniones, comentario e investigacion
desde la perspectiva singular de la Comunidad de Global
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