06 de abril de 2022

 

 

Tras 16 años de búsqueda y trámites, la comunidad de Caborca recupera la pila bautismal del siglo XVIII de su misión

Caborca, Son.- Al Pueblo Viejo de la Purísima Concepción de Nuestra Señora de Caborca le llaman “La perla del desierto de Altar”. Hoy es el primer cuadro de la zona sur de una ciudad de más de 80 mil habitantes, quienes en su identidad conservan el legado de la ruta misional del Padre Kino.

La Misión de Caborca se divisa recién encalada en un blanco limpio. Es el corazón de un paisaje de tierra sepia que contrasta con los cielos morados del atardecer, y en marzo y abril, en plena época de seca, se pinta de amarillo intenso por la floración del palo verde, “las jacarandas de Sonora”.

Este 4 de abril, tuvo lugar un acto histórico en el templo de la Misión de Caborca: la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), entregó a la población la pila bautismal del siglo XVIII con la que, por lo menos durante 200 años, principalmente en el siglo XIX, se habrían bautizado sus antepasados, en una región llamada Pimería Alta, donde el padre Eusebio Francisco Kino, a través de las misiones establecidas entre 1687 y 1694, inició el proceso de evangelización a lo largo del noroeste de Sonora, en México, y en el sur de Arizona, en Estados Unidos.

En fecha desconocida, la pila bautismal salió del país, con su aspersor de agua, elaborado en el siglo XIX. Pasaron 16 años desde que, en 2006, a raíz del proyecto de restauración del templo, la comunidad advirtió que en el bautisterio debía estar una pila en forma de flor, y comenzó su búsqueda. La pieza había sido recobrada a 220 kilómetros de Caborca, del otro lado del río Grande, en los Estados Unidos. Luego de varias ubicaciones, se supo que la Sociedad Histórica de Arizona (AHS, por sus siglas en inglés) la resguardaba en perfecto estado.

En un gesto de buena voluntad de la AHS, y como resultado del interés del gobierno de México por recuperar el patrimonio cultural, a través de un convenio con el INAH y la Diócesis de Nogales, se acordó el regreso de la pila bautismal a territorio nacional, para su resguardo y exhibición en su lugar de origen: el Templo de la Purísima Concepción de Caborca, luego de su exhibición en la muestra La Grandeza de México.

En un acto sencillo, pero de gran significado, este lunes, la pila bautismal y su aspersor de agua fueron entregados a la comunidad de Caborca. En representación de la Secretaría de Cultura federal y del INAH, el director del Centro INAH Sonora firmó el acta de entrega. Destacó que la pila bautismal es una pieza única del noroeste del país y de entre los objetos históricos ligados a las misiones de la Pimería Alta, por sus características: forjada en cobre y pintada a mano, de forma oval y diseño a manera de flor, con ocho grandes pétalos verdes y naranjas en su tapa, y con pintura blanca en su cuerpo exterior. Su aspersor también fue elaborado a mano, en cobre, durante el siglo XIX, con asa para facilitar su uso durante las actividades rituales.

Las misiones de la Pimería Alta son relevantes por su diseño arquitectónico y constituyen uno de los patrimonios culturales más ricos del noroeste de México, porque a ellas están ligadas expresiones intangibles relacionadas con las fiestas patronales, como la música, la danza, las cabalgatas y las peregrinaciones, así como festividades indígenas e interculturales, aún vivas en los pueblos de la región. Por eso, es importante considerar que el significado de esta recuperación está ligado a la forma como las comunidades aprecian y viven su patrimonio.

Por historia oral se sabe que, en la antigua Misión de Caborca, la pila bautismal se usó principalmente en el siglo XIX, pero se desconoce la fecha exacta en que llegó. Tampoco hay detalles sobre dónde fue elaborada y cómo se llevó hasta la Pimería Alta. Ahora, su regreso abre la posibilidad de su estudio.

La pieza histórica fue recibida por el Obispo de Nogales, monseñor José Leopoldo González González, quien advirtió el momento como histórico, y reiteró la importancia de que la Iglesia trabaje conjuntamente con el INAH en la recuperación y conservación del patrimonio histórico de carácter litúrgico.

El director ejecutivo de la AHS, David Breeckner, señaló que durante muchos años la herencia de las y los mexicanos se la han llevado diversas personas, pero hoy “me siento satisfecho que el trabajo del historiador derive en el regreso de un objeto histórico a su lugar de origen, donde recupera identidad y contexto”.

Para el presidente municipal de Caborca, Abraham Mier Nogales, la bella flor de cobre representa la esperanza de que los objetos históricos regresen al lugar al que pertenecen.

La señora Gloria Elena Santini, iniciadora de la búsqueda de la pila, en representación del Patronato de la Misión de Caborca, recordó los años de gestiones para recuperar la pieza, lo que por fin se consiguió con el acompañamiento del gobierno federal.

“Vi la pila bautismal hace 16 años, en las bodegas de la Sociedad Histórica de Arizona, perfectamente resguardada, impecable, pero aquí en Caborca parece que cobra vida, se ve hermosa y perfectamente integrada a la arquitectura del templo. Aquí se entiende su diseño de flor y luce completa en su contexto”, así agradeció a todas las instituciones que coadyuvaron a la comunidad caborquense en la recuperación de sus bienes culturales, y envió un mensaje a otras comunidades que estén en busca de su patrimonio perdido: que no desistan. “Puede llevar tiempo, pero vale la pena”.

Las piezas de cobre fueron colocadas en el pequeño bautisterio del templo, bajo los protocolos de seguridad y en las condiciones de conservación necesarias. Los visitantes podrán verla los sábados y domingos, de 3:00 a 7:00 de la tarde.

 
 
 

 

 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 
 
 
 

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